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Reseñas

24/02/2025

Canica y el Señor Lucas: una historia abierta, entre el humor y la entrega

En Canica y el Señor Lucas, Eva Lindström presenta la convivencia entre una perra y su dueño. A través de situaciones cotidianas y gestos desmedidos, el relato deja espacio para la interpretación, con su característico humor y una narración abierta.
Canica y el Señor Lucas: una historia abierta, entre el humor y la entrega

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En Canica y el Señor Lucas, Eva Lindström nos sumerge en una historia que, a simple vista, parece una anécdota cotidiana entre un perro y su dueño. Sin embargo, al observar con más detalle, encontramos un relato lleno de ironía, humor sutil y una reflexión abierta sobre las relaciones de cuidado.

Dos personajes, dos dinámicas

Canica es una perra que no parece esforzarse demasiado. En las ilustraciones, la vemos tumbada, viendo la televisión o simplemente observando el mundo sin inmutarse. Mientras tanto, el Señor Lucas se desvive por satisfacerla. Desde calentarle el pienso hasta construir un cohete espacial para traerle la luna, su dedicación es absoluta. Pero Canica nunca parece pedirle nada explícitamente; solo comenta lo que le gustaría o lo que piensa en ese momento, y el Señor Lucas reacciona con acciones desmedidas.

Lo interesante es que el libro nunca emite juicios sobre esta dinámica. No se nos dice si Canica es caprichosa o desconsiderada, ni si el Señor Lucas es ingenuo o generoso. Todo ocurre de manera natural, sin moralejas ni lecciones finales. Esta ausencia de juicios es una de las marcas distintivas de Lindström, quien permite que el lector saque sus propias conclusiones sin imponer una única interpretación.

El humor de la exageración

La historia juega con la lógica infantil y la exageración humorística. ¿Cuántas veces un niño ha dicho "Me gusta la luna" sin esperar realmente que alguien se la traiga? Pero el Señor Lucas, en su afán por complacer a Canica, lo toma al pie de la letra y viaja al espacio para conseguirla. Esta disparidad entre el deseo expresado con ligereza y la respuesta extrema genera un humor sutil, casi absurdo, que se refuerza con el final: Canica recibe la luna y, después de trastear con ella, la reduce a algo cotidiano, como si fuera una simple pelota.

Este desenlace refuerza la idea de que la satisfacción de un deseo no siempre tiene el impacto esperado. Lo que para uno puede ser un gran esfuerzo, para otro puede no tener mayor trascendencia. Pero, de nuevo, Lindström no enfatiza esto como una moraleja, sino que lo deja en el aire, provocando preguntas en el lector.

Las ilustraciones: el otro nivel de lectura

El estilo visual de Lindström contribuye a esta ambigüedad narrativa. Sus ilustraciones tienen un aire desenfadado, con líneas irregulares y colores suaves, lo que refuerza la naturalidad de la historia. Los personajes no expresan grandes emociones ni gestos exagerados; simplemente existen dentro de su relación, lo que permite que la interpretación de sus intenciones quede abierta.

El hecho de que Canica pase la mayor parte del tiempo tumbada o distraída, mientras el Señor Lucas actúa constantemente, añade una capa extra de ironía. Aunque el texto nunca dice que Canica sea perezosa ni que el Señor Lucas se esfuerce demasiado, la imagen refuerza esta sensación. Así, la narración y la ilustración trabajan juntas para construir un tono que es a la vez tierno y cómico.

Una historia sin moraleja, pero con muchas lecturas

Lo fascinante de Canica y el Señor Lucas es su capacidad para generar múltiples interpretaciones. ¿Es un relato sobre la devoción desinteresada? ¿Sobre el absurdo de los esfuerzos desmedidos? ¿Sobre el contraste entre el deseo y la realidad? ¿O simplemente es una historia humorística sobre una perra que vive despreocupada y un humano que se toma sus comentarios demasiado en serio?

Eva Lindström no da respuestas, solo plantea la situación. Su estilo evita lo didáctico y apuesta por lo ambiguo, permitiendo que tanto niños como adultos encuentren diferentes capas de significado en la historia. Y tal vez ahí radique su genialidad: en su capacidad para hacer reír, reflexionar y, sobre todo, dejar espacio para que cada lector haga su propia lectura.

No es de extrañar que recibiera el merecidísimo Premio Astrid Lindgren. Cada nueva lectura revela matices que lo hacen aún más fascinante, y sus ilustraciones refuerzan su encanto inconfundible. Un libro que no deja de sorprender y que recomiendo sin reservas.

 

Ficha del libro

Título: Canica y el Señor Lucas
Autora e ilustradora: Eva Lindström
Editorial: Gato Sueco
Año de publicación en español: 2023
Edad recomendada: A partir de 3 años
Páginas: 32
Idioma: Español 
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-127941-1-3